Al principio la relación con mi mentora fue un poco extraña puesto que al final era como que una persona iba a quedar conmigo como por obligación, ya que yo no tenía vida social por aquel entonces o eso es lo que yo sentía. La idea me ponía muy nerviosa porque no creo que a nadie le resulte agradable quedar con alguien obligado. Esther, mi educadora, me explico que era voluntario o sea que era conocernos y luego decidir si queríamos mantener relación o no. Cuando conocí a Itzi enseguida se me fueron todos los miedos, es una chica encantadora, graciosa, agradable amable… Una persona muy especial, además también le gustaba patinar un hobbie que yo había dejado aparcado porque no me gustaba ir sola y no tenía con quien ir pero eso cambio cuando empecé a quedar con Itzi. Hemos ido a patinar, hemos ido a pasear, a tomar un café. La verdad que cualquier plan con ella me alegraba el día me hacía muy feliz estar con ella al final dejé de verla como una voluntaria de un programa y se convirtió en mi amiga. Actualmente cuadrar horarios para quedar es muy difícil, pero tengo muchas ganas de retomar nuestros momentos juntas. En resumen el programa de mentoria me regaló una de las mejores personas que he podido conocer y lo más importante es que a pesar de que el programa haya terminado formalmente... Itzi no se ira nunca de mi vida.
Mi experiencia muy agradable un poco incomoda al principio, pero creo que eso pasa cuando conoces a alguien por primera vez ¿no?
Con el tiempo fue desapareciendo. Gracias a mi mentor conocí lugares que no me hubiese animado conocer ya que me considero una persona hogareña de poco salir y si salgo, lo justo y necesario. Compartimos anécdotas de nuestras vidas, comparamos diferentes puntos de vista, me enseño cosas que no sabía.
En resumen fue una experiencia muy agradable.
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